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VIRUS DE HERMANDAD: LOS AMIGOS DEL PADRE JUAN

Escribe: Semanario Expresión el 01/07/11

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Un grupo de jóvenes que siguieron los pasos del padre Juan Tomis Sctack desde su arribo a Chiclayo, este año volvió a reencontrarse con motivo de la celebración de los 25 años de la muerte del párroco de San Juan María Vianney. Expresión reproduce las experiencias que vivieron y aún viven. A principios de este año, dos viejos amigos se encontraron chateando animadamente a través de las redes sociales de la internet. Estaban en dos puntos totalmente distantes del planeta pero con mucha historia en común. Lady Chicoma, popular animadora de los primeros festivales de la canción religiosa juvenil, se contactaba desde su casa en Chiclayo, Perú, y Cluber Marín, el comprometido hombre de animación a los movimientos familiares cristianos, respondía desde Bridgeport, Connecticut, Estados Unidos. De pronto, y como siempre solía suceder, surgió el nombre del amigo ausente, del padre generoso, del líder consecuente, del sacerdote fiel, Padre Juan Tomis y los 25 años de su partida a su encuentro con Dios. Así de sencillo, como siempre se hicieron las actividades bajo el mando de Padre Juan, surgió esta fiebre por celebrar… tal vez fue ese virus latente, el virus de la hermandad que él les inyectó desde jóvenes, y que no morirá sin mostrar los frutos de la bendición de su presencia. Con Lady y Fredy Tuesta Chicoma, Johnny Sánchez Quintana, e Italo Reyes, a la cabeza de las celebraciones, le acaban de rendir homenaje a su inolvidable Padre Juan Tomis Stack. Para ello, también han creado una página web de homenaje: www.padrejuantomis.org SU PRIMER AMOR En un artículo publicado el 16 de Julio del 2006, Rosa Vásquez Julón recordó que abandonando a su familia y amistades, Padre Juan Edmundo Tomis Stack, viaja desde Norteamérica en busca de su “familia de Diosâ€. Llega al Perú en 1963 por encargo del mismo cielo que oficializa Monseñor Walter Curtis de Bridgeport, EEUU. Su primera parroquia, “Mi primer amor†como el Padre Tomis le llamaba, fue la parroquia de Santa Cruz en Cajamarca. Tan luego pisó suelo cruceño, Padre Juan reconstruye el templo y la casa parroquial convirtiéndolos en lugares acogedores y apropiados para la labor de evangelización que se le había encomendado. Este especial hermano sacerdote amaba el amor, “el signo distintivo del cristiano estaba en élâ€, evocan algunos cruceños al recordar a su párroco. Ningún distrito de Santa Cruz se quedó sin su visita; a pie, a lomo de caballo, o a lomo de mula, el Padre Tomis siempre llegaba a sembrar esperanza y alegría en los corazones de su “familia de Diosâ€. Este amor incansable y profundo nació en él gracias a la educación espiritual que recibió de sus padres Bartolomé Tomis y Verónica Stack, quienes lo vieron nacer el 23 de noviembre de 1925. De ahí la importancia de la educación a los hijos en el seno familiar, que logran dotar al mundo de personas llenas de amor, como el Padre Juan Tomis. LA PRIMERA CASA PARROQUIAL A Chiclayo, Padre Juan Tomis llegó de Santa Cruz en 1967. El primer paso después de su reunión con el obispo Sánchez-Moreno (entonces Obispo de Chiclayo), fue rentar una casa que serviría como residencia y oficina parroquial, y también como lugar de descanso de los sacerdotes y hermanas de Santa Cruz. Una casa de tamaño moderado y buena locación fue encontrada en un área conocida como Caja de Depósitos y sirvió como el corazón de la nueva parroquia hasta la construcción del complejo parroquial. Los primeros meses de la nueva misión fueron totalmente exitosos. La Diócesis de Chiclayo había donado la tierra para la nueva parroquia del área que había sido reservada para el nuevo seminario diocesano. Desafortunadamente, los meses siguientes, el trabajo de P. Tomis encontró la indiferencia general de parte de la gente. Los católicos no tenían el sentido de pertenencia a cualquier parroquia o iglesia individual. La mayoría de la gente aparecía en cualquier iglesia sólo para una gran festividad, ocasiones como la celebración de los sacramentos, Semana Santa, o cuando los servicios eran necesarios para la vida de alguien, como bautismos, matrimonios, y funerales. ¡OH, MY GOD! La misma Rosa Vásquez Julón, recuerda en otro artículo que el arribo de Padre Juan a Chiclayo se produjo en octubre de 1967, con la misión de asumir la responsabilidad de una nueva parroquia a la que se le denominó San Juan María Vianney; parroquia a la que dedicó su trabajo infatigable, marcado por su amor incondicional. ¡Oh, my God!… ¡Cuánto hay que hacer en esta tierra!, era su expresión más fuerte y el inicio de una nueva obra, que en sus extensos momentos de oración meditaba a la luz de su fuente de inspiración, el Espíritu Santo. La nueva parroquia Vianney lo ocupa a tiempo completo. Construye seis capillas por los sectores Quiñones, 9 de octubre, José Olaya, Patazca, Túpac Amaru, y la capilla central, ubicada frente al estadio Elías Aguirre. Organiza la radio parroquial desde donde emite la Buena Nueva a toda la población. Además, organiza movimientos cristianos, grupos juveniles, los Boys Scouts, y el signo más grande de su dedicación a las mujeres y los niños: los comedores parroquiales. Una muestra de ello es la Guardería Infantil ubicada en el PJ. 9 de octubre, que sigue funcionando bajo la dirección de las Madres Josefinas. La salud de la población también fue su preocupación, logrando crear centros de atención médica en diversos sectores de la parroquia. Toda esta labor llena de amor, mereció que el pueblo chiclayano lo eligiera en 1983 “Hombre del Añoâ€, mérito que él asumió como una respuesta de amor de Chiclayo, la tierra de sus amores. CLUBES DE MADRES Al comentar la obra del sacerdote de Vianney, la R.M. Nieves Arteta Sertucha, religiosa del Instituto de la Bienaventurada Virgen María dice: “Son algunos recuerdos del P Juan Tomis los que estoy narrando en estas líneas, los cuales aún después de tanto tiempo pasado, ya, los conservo en mi corazón con todo cariño y admiraciónâ€: “Cuando yo me hice cargo de los ‘Clubes de Madres Parroquial’ de San Juan María Vianney, pude ver la gran dedicación e interés que sentía el Padre por esta obra. Nos daba toda clase de facilidades para nuestras actividades. Nos solía visitar con frecuencia en nuestras reuniones, nos daba una charlita, nos animaba y escuchaba, haciendo las delicias de las madres allí presentes. El P. Tomis era muy buen amigo de los padres jesuitas de la casa de retiros Santa María, por supuesto también de las Hermanas que residíamos en dicha casa. A veces compartía algún almuerzo con ellos y nosotras, esto le gustaba mucho porque podía hablar en su idioma, inglés, con las hermanas. En esta ocasión pude palpar la gran humanidad del P. Tomis interesándose por tantos enfermos, queriendo facilitarles toda clase de cuidados, bien sea en nuestro consultorio o en la ayuda que él les proporcionaba en la parroquia. “He conocido a personas concretas a las que el P. Tomis les ha levantado su autoestima y con su dirección espiritual les ha ayudado a seguir adelante y saber luchar frente a las dificultades encontradas en su vida. Otro de los recuerdos fuertes que mantiene de su celo por la gloria de Dios, fue el ‘Festival de la Canción Religiosa’ que el P. Tomis organizó a nivel de parroquias de Lambayeque, una manera digna de enriquecer y agrupar a los jóvenes. “En una de esta celebración actué de juez en el jurado y fue fantástico, cuando justamente ganó nuestra parroquia el ¡primer puesto! Doy gracias a Dios por la vida del P. Tomis y su ejemplo de buen párroco, de ‘buen pastor’ de nuestra parroquia en Chiclayoâ€. NOS HACÍA CREER QUE LE SEGUÍAMOS A ÉL… “Tal vez los jóvenes de hoy no saben quién fue Juan Tomis. Sin embargo ¿cómo no hablar de este hombre?, ¿cómo no valorar su sacrificio, su amor a Dios, su tenaz entrega hasta su tránsito final?â€, señala Marco Alberca Balarezo, docente y activo propagador de la fe a través de su portal “Tras las Raíces del Saberâ€. “Recuerdo muy claramente aquella vigilia de Pentecostés, cuando Padre Juan ya empezaba a sentirse mal, pero él estaba allí; quiso estar allí delante de sus jóvenes; tenía a su lado a dos sacerdotes trabajando con él, podía descansar, pero allí estaba; tenía los ojos muy inflamados; se notaba en su rostro su gran malestar físico, pero se pasó toda la madrugada confesando para terminar celebrando la misa a las siete de la mañana junto a sus queridos jóvenes. Su afán al momento de animar a los jóvenes a desarrollar actividades no era otro que, hacerles notar que cada actividad que se realizaba sólo tenía sentido si se realizaba por amor a Dios, y así poco a poco tras las actividades venía la misa, la oración, la jornada, el retiro, la reconciliación. Su mejor testimonio era rezar con ellos, cantar con ellos, caminar junto a ellos mostrándoles el mejor camino para llegar a Dios, la entrega total. “Particularmente creo que eso marcó a muchos de los jóvenes de aquel tiempo que le seguíamos entusiasmados. Nos hacía creer que le seguíamos a él, pero luego nos hacía tomar conciencia de que a quien seguíamos era a Diosâ€. EL ESCULTISMO EN CHICLAYO Osterli “Dardo†Campos, es Comisionado Scout Regional de la Región II – Lambayeque, Perú. Del padre Tomis dice lo siguiente: “Corrían los últimos meses del año 1968 y la juventud de la zona oeste de Chiclayo, pelotera por excelencia, miraba entre curiosa y asombrada el ir y venir del nuevo sacerdote que se hacía cargo de la naciente parroquia San Juan María Vianney. Este sacerdote, algo corpulento para el promedio de la población chiclayana, y con un hablar castellano que hacía sonreír a más de uno, fue al que empezamos a llamar “el Padre Juanâ€. “El Padre Juan pronto se dio cuenta que la ciudad ofrecía muy pocos espacios sociales organizados que ayudaran a resolver las necesidades de la niñez y la juventud, y recordando su infancia la solución saltó a su vista ¡los Scouts! El trabajo no era fácil y para ello convocó a sus primeros voluntarios. Él fue el primero en utilizar el exitoso “anzuelo†para cazar voluntarios: “Hijito, son solamente dos horas a la semana que el Movimiento necesita de tiâ€, nos decía, y así caíamos, ¡así caí yo!… Ingresé a los Scouts a los 21 años y ahora, después de 39 años, todavía sigo siendo miembro activo del Movimiento Scout. Los que tuvimos que enseñar en “vacaciones útiles†en el antiguo Industrial (colegio Rosa Flores de Oliva) recibíamos como premio, compartir un almuerzo con Padre Juan y el Señor Obispo de la Diócesis, tiempos aquellos del ¡más puro voluntariado! El Padre Juan es el baluarte de las Tres Cruces, la Cruz de la Esperanza (instalada en el cerro conocido como La Vieja), la Cruz del Perdón (instalada en el cerro ubicado en el pueblo joven del mismo nombre), y la Cruz de la Juventud, junto a la capilla central de nuestra parroquia, lugar que Padre Juan lo bendijo como el Parque Scout. SOMOS UN PUEBLO UNIDO… Lupe Chicoma Palacios vive en Caracas, Venezuela. Es consultora de turismo receptivo para Mercado de Europa del Este. En esta nota recuerda detalles del Himno Parroquial A principios de los ochenta, Padre Juan necesitaba un himno para la parroquia que rápidamente iba creciendo en feligresía y actividad. San Juan María Vianney ya no era sólo “la parroquia centralâ€, sino además las capillas de José Olaya, Patazca, y Satélite, ya estaban funcionando. Los adolescentes de aquellos tiempos, que frecuentábamos el club juvenil de los sábados en el salón parroquial, nos llenamos de entusiasmo y quisimos participar del concurso. Tres fuimos suficientes para sentarnos en el jardín parroquial y con papel y lápiz en mano, empezar a componer las primeras estrofas y melodías de un cántico que expresara lo que en entonces sentíamos. Las ideas venían a nuestra mente y a nuestro corazón sobre todo conociendo todas las bondades de Padre Juan. El problema fue que yo era muy mala como cantante, así que sólo pude ayudar escribiendo el himno, pero los otros dos chicos se armaron de guitarra y voz, y se presentaron al concurso. “Somos un pueblo unido/ unidos por una ley/ por eso hoy te cantamos/ San Juan Maria Vianney†(bis) “¡No imaginan la emoción que sentimos cuando nos declararon ganadores! Por su parte, Milagros Coronado, música, especializada en dirección coral, quien tiene a su cargo eventos musicales en diferentes colegios del departamento de Lambayeque, recuerda que Padre Juan ideó y promovió los Festivales de la Canción Religiosa Juvenil, que sin lugar a dudas rindieron frutos increíbles e inolvidables… esos festivales en el salón parroquial decorado con papel crepé y serpentina, con las flores que los chicos le robaban a Hortensio, el celoso jardinero de la parroquia, con el equipo de sonido que prestaba muchas veces Carlos Ruiz, y la infaltable animación de Lady Chicoma: ¡eso es inolvidable! .Se hacía con un cariño increíble, con un compromiso envidiable, y un entusiasmo difícil de igualar, todo aprendido en el seno de la parroquia San Juan María Vianney. “Yo pertenecí al Ministerio de Música. Allí encontré mi vocación, por todo esto me enamoré de la música y la hice mi forma de vida. En mi parroquia y en mi párroco, aprendí a ser paciente y ordenada, a llenar mi alma del espíritu maravilloso del amor a Dios. “Su figura, su recuerdo, y su ejemplo siempre está presente en todos aquellos que lo conocimos y que en su momento trabajamos a su lado, en mi caso, en la música, que hoy en día me ha servido de estímulo para realizar numerosos proyectos. “Cuando padre Juan murió, me pareció que la mejor manera de acompañarle a su encuentro con el Señor era con mi voz. Después comprendí que, para aquellos que siempre cantamos a su lado, esa es la mejor manera de recordarlo, tanto es así que hasta nos animamos y hemos grabado dos discos compactos con las canciones de los festivales.

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