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YEHUDE SIMON: “Estamos entrampados entre los radicalismos de derecha e izquierda”

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1290

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  • Líder del Partido Humanista sostiene que el radicalismo de derecha es histórico, y el de izquierda se ha mantenido siempre, pensando en hacer todo desde cero, lo cual es imposible.
  • Dijo que en Perú aún no se reconoce a sus pueblos originarios, por eso luchan por justas reivindicaciones.

Yehude Simon Munaro es un político de mucha experiencia, ha sido dos veces presidente regional de Lambayeque, exdiputado (1985-1990), excongresista (2011-2016), y expresidente de Consejo de Ministros en el segundo gobierno de Alan García. Pese a no haber nacido en Lambayeque, se considera un hijo más de esta tierra Mochica. Actualmente radica en Lima, desde donde conversó con Expresión sobre diversos temas de nuestra enrevesada coyuntura política.

Es posible que próximamente asuma la gerencia de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE), considerando que su flamante presidente -el alcalde de Huancayo, Dennys Cuba- fue formado en el Partido Humanista, del cual es su líder. Dice que trabaja en silencio, pero desde donde esté tratará de concretar dos proyectos sustanciales para Lambayeque: el terminal portuario y la represa la Calzada.

El país atraviesa por una situación política y social bastante difícil desde el 7 de diciembre de 2022, ¿Qué análisis le sugiere este panorama y hacia dónde tenemos que llegar para reencontrarnos como peruanos y caminar en una misma dirección?

Si leemos la historia de nuestro país nos quedamos asombrados, lo que está pasando hoy no es novedoso, es una constante que se ha presentado siempre. Muchos peruanos ignoran, por ejemplo, que al hijo de Miguel Grau que postulaba al Congreso lo asesinaron en Huancavelica, entonces la pregunta es si al hijo de un héroe nacional reconocido lo mataron, imagínate con qué facilidad asesinan hoy a la gente. No hay que olvidar los levantamientos de Túpac Amaru, de los precursores; en la República, los alzamientos del APRA, lo que significó las decenas de muertes de apristas en Trujillo; después, la rebelión de Luis de la Puente Uceda, de Javier Heraud. Siempre hemos tenido una pequeña etapa de paz, pero las sublevaciones han estado presentes, y la pregunta que nos hacemos es por qué se producen estos constantes enfrentamientos entre peruanos.

Lo que pasa es que el Perú aún no reconoce a sus pueblos originarios, que no se sienten representados por sus autoridades. La parte del sur andino, los aimaras, los quechuas, se alzan por el asfixiante centralismo, porque en Lima está todo: el Poder Ejecutivo, el Congreso y nunca han mirado al sur, pese a toda la riqueza existente. Es vergonzoso cómo se ha portado el Ejecutivo y el Congreso con los compatriotas del sur, esa imagen de una policía que obliga a una anciana aimara a arrodillarse en la Universidad de San Marcos es repudiable. Además, Boluarte da mensajes de reconciliación y paz, pero a la media hora está sacrificando a la policía enviándolos para que se enfrenten contra su propio pueblo.

Pueblos originarios olvidados

¿La presidenta Boluarte maneja un doble discurso?

Así es, lo cual es peligroso. Pero además aquí habrá responsabilidad de todos los que han producido estos casi 60 muertos. Se viene una segunda marcha de miles de peruanos que llegarán a Lima, por eso hay que pedir a los miembros de las Fuerzas Armadas (los jefes) que tengan mucho cuidado, ellos como herederos de Grau, Bolognesi y Quiñones, no pueden enfrentar al pueblo bajo la caricaturización de que son terroristas, no puede haber más muertos. Segundo, los pueblos andinos están indignados con la clase política, contra Lima, a la cual están odiando, y eso es grave, porque de haber nuevos enfrentamientos la cifra fallecidos puede subir rápidamente. Ya ni la iglesia tiene la fuerza que quisiéramos para intermediar. Recuerdo al padre Hubert Lanssier que me decía que lo más importante era la reconciliación nacional. Pero ha pasado todo este tiempo y no hemos sido capaces de reconciliarnos ni en la década del 30, del 50, el 80 o después de la dictadura. Hemos sido una nación con muchas nacionalidades, donde la clase pudiente ha hecho del Perú lo que ha querido. Entonces lo que queda ante esta situación tan compleja es una mesa de diálogo de igual a igual.

¿Qué se puede plantear ante este escenario?

Personalmente propongo hacer una cámara especial de los pueblos originarios, con todas las fuerzas vivas olvidadas para que puedan debatir sus proyectos, los cuales tendrían que ser evaluados en una cámara más madura para buscar los presupuestos. Esta es una primera tarea, decirles a los aimaras, a los quechuas, que van a tener su representación, eso sería una revolución democrática, un cambio estructural de golpe en el país. Creo que allí nos podemos reencontrar todos.

¿El adelanto de elecciones podría traer un poco de tranquilidad en estos momentos?

Claro que sí, es la salida más inteligente por ahora. Pero de allí a que la presidenta Dina Bolaurte renuncie o el Congreso se vaya, es un grito que ensordece pero que no quieren escuchar.

Usted es consciente que los diferentes gobiernos de turno han olvidado a gran parte de este Perú profundo, que con justicia reclama atención porque no hay mejores condiciones de vida, y donde la pobreza está a flor de piel

Históricamente los pueblos originarios siempre han sido víctimas del Estado. Por ejemplo, el sociólogo Julio Valdivia en su libro el “Imperio esclavista de los incas”, demuestra cómo en el imperio incaico Pachacútec conquistó territorios con la violencia de una guerra, luego llegaron los conquistadores que fueron más violentos que los incas, después Bolívar y San Martín hicieron el inmenso esfuerzo por darnos una patria mejor, vino la Independencia que favoreció a los criollos y grupos que no entendieron el sueño de Bolívar. Luego hemos tenido gobiernos mediante golpes de estado, que han beneficiado a determinada clase social. Entonces este siglo debería ser de la reivindicación, la reconciliación y el reconocimiento a los pueblos originarios, lo cual traería una gran paz duradera que el país necesita.

¿Usted cree que el Congreso trate este clamor con decisión política, porque estamos viviendo un escenario que podría desbordar y llegar incluso a la guerra civil?

Si hay sesenta muertos es evidente que hay un problema muy serio, pero si llegan a Lima diez mil aimaras qué van hacer, van a disparar, van a matar? Por eso mi llamado a las Fuerzas Armadas, no pueden decir que son terroristas porque le están haciendo un gran favor a Sendero Luminoso. Es el pueblo del ande ofendido, indignado, que necesita solución a sus problemas, ser visibilizado, lo que no se ha hecho por décadas.

Radicalismos peligrosos

¿Si hay adelanto de elecciones, tenemos a un líder político que pueda encaminar estas protestas o será más de lo mismo?

Hay que aclarar que el pueblo no se está movilizando por Pedro Castillo, sino por sus obras, por el maltrato del Estado del que son víctimas, por legítimas reivindicaciones. Lamento el mal gobierno de Castillo, pero también hay que señalar lo mal que se portó la mayoría de medios de comunicación, con un racismo enfermizo que hay que condenar. La justicia tiene que actuar e investigar todas las denuncias en su contra, pero una justicia justa y no aquella que falla en función de quien está en el poder. Hoy estamos entrampados entre los radicalismos de derecha e izquierda: el primero es histórico, y el segundo se ha mantenido siempre y piensa que hay que hacer todo desde cero, lo cual es imposible. Sin embargo, debemos reconocer que hay elementos de la derecha que son democráticos y respetuosos, pero están ocultos; y en la izquierda hay gente valiosísima que también es democrática y progresista.

Lo que tenemos que ver es si los líderes de los partidos son capaces de hacer un esfuerzo de juntarse (por lo menos quienes tienen ideas homogéneas) para tener tres o cuatro candidaturas como máximo. Pero, además, decir con mucha firmeza que quien pierda las elecciones acepte su derrota hidalgamente y ponga su partido a disposición de quien gobierna. Por ello, tenemos que entrar en un periodo de alianzas, de acuerdos, como sucedió en Marruecos, que tuvo una guerra civil horrorosa; pero tuvieron un acuerdo de paz, una comisión de la verdad, que les permitió salir adelante. Tenemos que sentarnos a debatir, a dialogar, por los intereses del Perú, sino lo hacemos se va a repetir la historia toda la vida.

¿Usted está pensando en una posibilidad política de cara a las elecciones?

Hay dos nuevos partidos que han buscado al Partido Humanista, estamos dialogando, nuestra condición es que seamos capaces de abrir los ojos y darnos cuenta cuál es el camino que tenemos que seguir, y si se plasma esa posibilidad sería para postular al Congreso. Nosotros no tuvimos la suerte de poder inscribirnos por falta de economía, tiempo y organización.

Exhortación a autoridades

Cuando fue presidente regional se hicieron obras importantes que hoy están vigentes, como el Hospital Regional, la interconexión vial, el proyecto Olmos; pero las últimas administraciones han hecho muy poco, ¿Qué le diría al nuevo gobernador?

Lambayeque ha vuelto a ser la región que más aporta al PBI con la agroexportación de Olmos, este proyecto le cambió la vida a la región que ha podido soportar las crisis gracias a la agroexportación. Durante casi diez años he pedido a los gobernadores que me precedieron que no dejen de lado la segunda etapa de la irrigación, que incluye el incremento del tamaño de la presa Limón, porque necesitamos asegurar las aguas provenientes de Cajamarca pensando que en algún momento Piura también pueda terminar su proyecto. El nuevo gobernador tiene que ver la continuidad de la segunda etapa, además en dos años el proyecto pasará a ser administrado por el gobierno regional, y tiene que tomar una decisión al respecto. Lambayeque va a tener la plata que nunca tuvo.

¿Qué mensaje le daría a la alcaldesa de Chiclayo, Janet Cubas?

Le deseo la mejor de las suertes, ella debe hacer los máximos esfuerzos por empoderar a Chiclayo como una ciudad importante en el norte, aunque hay que reconocer que le toca administrar una municipalidad que siempre ha sido complicada, caótica. Además de los presupuestos que le transfiere el Gobierno Central, tiene que gestionar recursos de la cooperación internacional para realizar los proyectos que demanda la urbe.

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