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SOCIEDAD CIVIL ESTARÁ VIGILANTE: PARA QUE NUEVA GESTIÓN REGIONAL CONTINÚE POLÍTICAS DE IGUALDAD DE GÉNERO

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1091

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El 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha en la que se reafirmaron los compromisos de las organizaciones sociales que luchan contra este flagelo que día a día cobra miles de víctimas. En Lambayeque, los esfuerzos han ido en aumento hasta lograr la aprobación de políticas de igualdad de género, cuya continuidad pondrá a prueba la apertura y disposición de las próximas autoridades regionales, caracterizadas por su marcada posición religiosa.

 

Expresión conversó con la educadora Felicitas Ramírez Fernández, representante del Grupo Esperanza, con más de 40 años de experiencia en la promoción de los derechos de las mujeres y la igualdad de género, quien muestra su preocupación por lo que puede suceder con las políticas a favor de las poblaciones vulnerables en los próximos cuatro años, remarcando que corresponde a la sociedad civil mantenerse vigilante para que estas se preserven.

 

¿Ha sido difícil abrir espacios de participación para las mujeres en Lambayeque, a través de los cuales sea posible la reivindicación de sus derechos?

Sí, en la medida que los patrones culturales están muy arraigados en nuestra sociedad, lo que constatamos en cada espacio en el que nos movemos, donde se percibe un rol diferenciado entre hombres y mujeres.

 

Constatamos las inequidades de género, por ejemplo, en el campo laboral. En Lambayeque la remuneración es desigual, el varón puede ganar mil 200 soles mensuales y la mujer 600 por realizar la misma labor y las mismas horas al día, salvo algunas profesiones como la docente, en la que se tiene un mismo sueldo.

 

En salud también existe vulneración por el incremento de las muertes maternas y de los embarazos adolescentes, situación que se hace más crítica por la ausencia de una correcta educación sexual en las familias y en las escuelas.

 

Otra brecha grande que existe es la falta de acceso de las niñas y adolescentes a la educación, el analfabetismo que se concentra mayormente en las mujeres, además de la escaza participación política. En las últimas elecciones que hemos celebrado hemos visto con tristeza que han sido menos las mujeres candidatas, lo que tiene que ver con las políticas internas de los partidos que no respetan la ley de cuotas, ni la alternancia ni la paridad.

 

A eso le sumamos el incremento de los feminicidios por no aceptar una relación amorosa, por no hacer las tareas asignadas entre comillas y otras razones más. En consecuencia, los patrones culturales arraigados dificultan que se haga un trabajo de empoderamiento de la mujer.

 

Gracias al trabajo de las organizaciones sociales y el interés del Gobierno Regional de Lambayeque fue posible la aprobación de un Plan de Igualdad de Oportunidades, la implementación de un Consejo por la Igualdad de Género y el establecimiento de políticas de género en el ámbito departamental. ¿Preocupa la continuidad de estos esfuerzos en la próxima gestión del gobernador Anselmo Lozano, considerando que varias de las nuevas autoridades de esa administración son ahora activistas que se oponen a la igualdad de género?

El nuevo gobernador regional está obligado al cumplimiento de las políticas de Estado y una de esas políticas es la reducción de la violencia de género y la implementación del Plan Regional para la Disminución y Erradicación para la Violencia de Género y los Integrantes del Grupo Familiar. Su obligación es cumplir, si no lo hace la sociedad civil estará ahí para hacer incidencia y exigir que se cumpla con lo que ya está dispuesto a nivel nacional.

 

Es importante que se fortalezca, por ejemplo, en educación, los enfoques de interculturalidad, de Derechos Humanos, de género y del cuidado del medio ambiente.

 

Si una persona postula para un cargo público es porque sabe qué está obligada a cumplir.

 

¿Es posible creer que se van a respetar estas políticas siendo varios de los principales actores de la nueva gestión regional promotores de la corriente denominada “Con mis hijos no te metas”, estrechamente vinculados a las iglesias evangélicas?

Esas son decisiones personales. Una cosa es el interés personal, religioso y político partidario y otra cosa el interés común, el bien de la sociedad y de las personas a las que se está representando. Las nuevas autoridades deben tener claro que no representan a su iglesia ni a su partido político, sino a la sociedad lambayecana. En ese sentido creo que todo gobernante inteligente debe trabajar por el favor de todos.

 

Si las políticas establecidas por el Estado favorecen a la mayoría de ciudadanos, entonces tienen que cumplirse. No podemos retroceder cuando se trata de derechos o de reivindicaciones.

 

¿Corresponde a la sociedad civil un rol mucho más vigilante?

Creo que eso es lo más importante, como también el diálogo. Considero que desde los movimientos feministas, las organizaciones sociales y la sociedad civil lo que promovemos es el diálogo concertado.

 

Si estos espacios que ya se han creado se mantienen, lo importante es dialogar con las personas para que comprendan lo que les corresponde continuar, con una visión de gobernantes no como representantes de una religión o de un grupo político partidario.

 

Si se empieza a ver retrocesos, creo que estamos en todo el derecho de exigir el cumplimiento de las políticas públicas.

 

Hay coincidencia en que parte del trabajo para reducir la violencia y la desigualdad de género debe realizarse en la escuela. Sin embargo, existe un severo obstáculo en Lambayeque, sobre todo en la zona rural, por la deserción escolar, principalmente de las niñas y adolescentes, problema que se arrastra hace décadas y que no se resuelve, pese a que la gratuidad de la enseñanza está garantizada y hay mejor infraestructura educativa.

En la ley de educación está establecido que se debe promover las oportunidades en las niñas para generar capacidades y habilidades para dignificarlas y hacerlas conscientes de sus derechos, evitando así los abusos y la violencia. En consecuencia, la educación es clave.

 

Compete a la Gerencia Regional de Educación y a las tres Unidades de Gestión Educativa Local – UGEL realizar un diagnóstico desde la óptica del enfoque de género para detectar dónde están las inequidades y brechas de acceso de las niñas y niños a las escuelas, de la permanencia, de la violencia y con ello elaborar sus planes institucionales y luego con los docentes las unidades y áreas de aprendizaje para promover la igualdad de género en las aulas.

 

Esto pasa también por la formación de cada docente y de los directores de las instituciones educativas. Por ejemplo, en el plan del Consejo Regional por la Igualdad se ha establecido el Objetivo III, que es reducir las brechas de inequidad entre hombres y mujeres en cuanto a acceso a la educación.

 

El reto no es solo que los niños y adolescentes ingresen a la escuela, sino que permanezcan y reciban educación de calidad.

 

¿Por qué si en el país se han endurecido las penas contra la violencia y se ha tipificado como delito el feminicidio, las cifras lejos de disminuir se incrementan?

Pienso que cuando las personas estamos formadas para determinado comportamiento nos convencemos que es el correcto y no tenemos la apertura para cambiar. Al generarse los cambios nos desestabilizamos y reaccionamos. El avance de las mujeres en la toma de consciencia por nuestros derechos, por nuestra dignidad y las políticas contra la violencia movilizan a los varones, porque en su mayoría estos han sido formados para dominar. Al sentirse disminuidos en esa capacidad, desatan su violencia.

 

¿Quiere decir que los indicadores de violencia que vemos actualmente son, en parte, una respuesta a la toma de consciencia de las mujeres?

Claro que sí. Yo ya no permito que abuses de mí, que me violentes, pero tú te empeñas en cumplir ese rol porque así te formaron, entonces al generarse esa inestabilidad aparece la reacción.

 

Por eso nosotras señalamos que los hombres deben revisar su masculinidad, meditar sobre cómo han sido educados, verse a sí mismos y preguntarse cómo ejercen su masculinidad. Tomar consciencia y preguntarse si la forma en la que han sido construidos en el hogar y la sociedad ayuda o no a mejorar las relaciones con las mujeres.

 

No se trata de tener géneros disminuidos, sino de lograr el equilibrio. Nada se lograría si las mujeres asumimos roles masculinos y los varones roles femeninos. De eso no se trata. Lo que se necesita es que hombres y mujeres entendamos que la vida es compartida y que la toma de decisiones puede ser de ambos.

 

¿Qué opinión le merece la postura de los grupos que se oponen a la igualdad de género y asumen que esto implica homosexualizar a los hombres y masculinizar a las mujeres?

La ideología de género no existe, es un invento para mantener la opresión de las mujeres porque así le conviene al sistema. El género es indispensable para el desarrollo de varones y mujeres. Sin el enfoque de género no es posible el desarrollo de los pueblos, somos el 50 % de la población y no se puede tomar decisiones únicamente con la voz y participación de los varones.

 

¿Romper la estructura de la sociedad machista afecta intereses económicos y políticos?

Sí, porque, por ejemplo, al luchar las mujeres la igualdad del salario ya estamos tocando el interés económico de ciertos grupos. Las reivindicaciones que tenemos afectan al sistema capitalista, al sistema patriarcal, al sistema neoliberal, intereses religiosos y políticos.

 

El trabajo es fuerte, pero ya estamos caminando hacia la igualdad. No podemos seguir viviendo en una sociedad donde se violenta o asesina a una persona solo por su sexo.

 

Nuestra lucha es por la dignificación de las personas, no podemos negarnos a la realidad. 

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