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LAS BOMBARDAS INDOLENTES

Escribe Jorge Chávez Pita para la edición N 1166

En los últimos días hemos sido testigos de excepción del accionar de ciertos individuos desadaptados, quienes gritando a voz en cuello celebraron un aniversario más del club de sus amores, detonando artefactos pirotécnicos por doquier, vulnerando las disposiciones impartidas por la pandemia, y trastocando el espíritu de solidaridad y el sentimiento de dolor que debe imperar en momentos de una tragedia mundial.

 

Los hechos ocurridos, que de por sí se muestran indolentes y desmedidos, no hacen más que enrostrar una vez más la indisciplina ciudadana enmarcada en el espacio en el que nos toca vivir, desnudando conductas y modismos idiotizados contrarios a la realidad que estamos viviendo, basados fundamentalmente en síndromes de fanatismo y mediocridad producto de la ineptitud de una clase dirigencial, que casi siempre se ve desbordada por eventos de esta naturaleza.

El fútbol es el deporte de multitudes, el hinchaje es un sentir preponderante de emociones compartidas, por lo tanto, es como un derecho adquirido y un bálsamo de vida respetable en su comportamiento natural, pero nada justifica que la indolencia impere y las pasiones se desborden cuando día tras día, centenares de personas se contaminan y muchas mueren como. Lamentablemente para estos indignos personajes es como si nada estuviera pasando.

La pandemia que hoy nos invade y tiene en vilo nuestras vidas, sigue creciendo, matando a discreción y lacerando nuestra estabilidad convivencial, social y económica. Por lo tanto, no cabe la menor duda que a pesar de todos los esfuerzos que hagamos y las vanas políticas públicas de aplicación sostenida para contener este virus maligno, nada será posible si seguimos con este insano propósito de no respetar las leyes y desacatar las normas impartidas.

Las pasiones futboleras, los deseos hoy frustrados de tener momentos de sustraernos de noticias trágicas que día a día nos invaden, han sido suspendidas producto del quehacer irresponsable de sujetos que fungen de hinchas por una institución que dicen amar, no sabiendo que, con su accionar, inoportuno y diseñado en forma incorrecta, solo están logrando privarnos de momentos de entretenimiento sano y responsable cuando hoy por hoy, nuestras emociones están resquebrajadas por las sensaciones de ansiedad, miedo  y dolor que necesitamos amenguar. No deseamos bombardas que truenan y resuenan avivando nuestra inestabilidad emocional.

La historia y los deudos los juzgarán, la indolencia es un propósito y un sentimiento maligno, la solidaridad es un don y una virtud, la responsabilidad es un valor fundamental, pero, sobre todo, el sentido común es un factor preponderante para crecer y alcanzar el éxito anhelado. Aquel que nada de esto ostente, es y seguirá siendo lo que es, en este caso, un ser sin alma de cuarta categoría.

 

(*) Especialista en Contrataciones del Estado.

Jorge Chávez Pita
Fecha 2020-08-13 14:13:01