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AGENDA PÚBLICA PARA IMPULSAR LA ARTESANÍA LAMBAYECANA

Escribe: Ernesto Zunini Yerrén (*)
Edición N° 1343

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El 19 de marzo se conmemoró el Día del Artesano Peruano. Según el Registro Nacional del Artesano-RNA, administrado por MINCETUR, en el Perú existen 65,201 artesanos. En la región Lambayeque se encuentran registrados 1973, el 87,5 % son mujeres cuyos productos poseen un valor agregado debido a que conservan técnicas ancestrales y difunden nuestro patrimonio cultural, por ejemplo, mediante el uso del algodón nativo, el telar de cintura, el bordado de punto cruz o la producción de mates burilados.

Por ello, marzo es un mes propicio para visibilizar el aporte artesanal a la economía e industria creativa nacional y regional e impulsar una agenda de trabajo que articule esfuerzos públicos y privados a nivel territorial dirigidos a dinamizar un sector que aún no logra recuperarse del impacto de la pandemia por COVID-19.

Tareas urgentes

En primer lugar, en Lambayeque es importante promover el rescate algunas líneas artesanales que están en extinción, como la cerámica, el laminado de metales y el mate burilado, incluyendo la producción de insumos escasos como tintes naturales utilizados en las zonas altoandinas o el cultivo de algodón nativo en el Valle La Leche.

En segundo lugar, no contamos con un centro de formación con reconocimiento oficial (Minedu) para brindar servicios a los artesanos y promover la innovación de sus productos. Cabe mencionar que el 25 % de los artesanos Lambayecanos no han concluido su formación básica, por lo que resulta pertinente que los Centros de Formación Básica Alternativa-CEBA y los CETPRO desarrollen una oferta dirigida a cerrar esta brecha. A su vez, el CITE Sipán, no cuenta con espacios apropiados de exposición y formación desde que las lluvias del FEN en 2017 inhabilitaron el complejo de “aldeas mochicas” al interior del Museo Tumbas Reales Señor de Sipán, infraestructura y equipamiento que hasta hoy no se recupera debido a barreras burocráticas principalmente en el Ministerio de Cultura y la Unidad Ejecutora Naylamp.

Comercialización y redes

En cuanto a comercialización, los artesanos necesitan la asignación de espacios permanentes de venta y exposición de sus productos. Los mercados públicos no cuentan con secciones de artesanía, tampoco encontramos áreas para estos fines en los principales lugares turísticos de la región, salvo honrosas excepciones (como Monsefú y el Museo de Sitio de Túcume). Las Beneficencias también podrían ayudar a satisfacer esta demanda asignando espacios a costos accesibles, priorizando a las mujeres productoras. Las ferias organizadas por los municipios son limitadas y carecen de una línea gráfica y expositiva que facilite la promoción y venta de los productos en fechas y lugares estratégicos. También debe considerarse la organización de ruedas de negocios y fomentar la asociatividad y el cooperativismo para abastecer el mercado nacional e internacional.

Los municipios y el gobierno regional también pueden alentar la labor de nuestros artesanos, promoviendo su participación en las escuelas mediante talleres a los estudiantes, aperturando servicios de orientación en el registro y patentes de marca y desarrollo de productos, realizando concursos y reconocimientos, elaborando catálogos físicos y virtuales e incluyéndolos en las guías turísticas de la ciudad.

En el ámbito privado, las asociaciones de hoteles y restaurantes, así como las empresas agrícolas e industriales pueden incluir productos artesanales en la presentación de sus productos y servicios o hacer uso de artesanía para promocionar sus marcas, esto les permitiría agregar cultura e identidad regional a su oferta.

Finalmente, todo lo anterior será posible y sostenible si desarrollamos la institucionalidad necesaria, con espacios de participación para los artesanos, que involucren actores del sector público y privado, en un Consejo Regional de Desarrollo Artesanal Lambayecano que surja de forma participativa. La agenda existe, la última palabra la tienen nuestras autoridades.

(*) Sociólogo, especialista en gestión y políticas públicas y ex Director General Nacional de Artesanía.

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