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SISTEMA DE PENSIONES EN EL PERÚ: ¿Oda a la vejez?

Escribe: Renzo Vidal Caycho (*)
Edición N° 1373

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“Yo no creo en la edad. / Todos los viejos llevan en los ojos un niño, / y los niños a veces nos observan como ancianos profundos. / ¿Mediremos la vida por metros o kilómetros o meses? / ¿Tanto desde que naces? / ¿Cuánto debes andar hasta que, como todos, en vez de caminarla por encima descansemos, debajo de la tierra?” (Neruda, 1957).

Este famoso poema titulado “Oda a la edad” de Pablo Neruda desea reflejar distintos aspectos de la vida de las personas, arrimando a la poesía entre la edad y la cercanía a la muerte.

¿Es posible no creer en la edad? ¿Cuánto de nosotros no podemos dejar de relacionar la vida plena con la inevitable llegada de la vejez?, donde solo nos quede seguir un camino de mucho trabajo y con la claridad suficiente, si es que existe una visión panorámica de nuestro futuro, de ahorrar desde ahora tras contar con fuerzas mentales como físicas suficientes pensando que en algunos años veremos que este vigor palidece por el transcurso natural de la vida del ser humano.

La nueva ley

Por si no lo nota estimado lector, la Ley de Modernización del Sistema Previsional Peruano está en marcha. Varios cambios que con lupa de detective se puede discernir si son favorables o no. Entre los principales cambios se encuentran la inclusión automática de los mayores de 18 años a la ONP (sistema público) o AFP (sistema privado); que con más de 40 años pueden retirar el 95.5 % de sus pensiones; así como la devolución a los aportantes del 1 % de su consumo el cual no sobrepase las 8 IUT (S/ 41,200), entre otros.

Vamos a los detalles. Se puede observar que existe la disposición de abrir la entrada a nuevos competidores, por lo que ahora pueden entrar financieras, cajas, cooperativas, aseguradoras, entre otras, siempre y cuando cumplan con la normatividad de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS). Generar competencia es lo más saludable frente a un oligopolio ya que permite que las comisiones sean el reflejo de las productividades de cada agente del mercado. Un primer visto bueno para la nueva Ley.

Del mismo modo, el aportante puede pasar de la ONP a la AFP y viceversa en cualquier momento, siempre y cuando se cumplan algunas medidas muy poco restrictivas. Por lo que aquellos que no vean una pensión digna a futuro o que exista mucha incertidumbre ante cambios recurrentes de las políticas económicas del gobierno, pueden optar por esta medida. Esta medida alivia al presupuesto público ya que hoy el Estado viene inyectando grandes cantidades de dinero a este sistema debido en parte a la poca generación de transparencia de los aportes, generándole una deuda bastante dura de cargar. Otro visto bueno.

En tanto, la disposición del 25 % de los fondos para comprar un único inmueble urbano cuya finalidad sea para hogar; y la disposición del 50 % del fondo en caso de enfermedad terminal, es una medida que puede generar mucho alivio y sobre todo confianza en un sistema que permita capturar más fondos y por ende asegurar la vejez de varios peruanos. Visto bueno.

En contra

Sin embargo, desde las medidas desfavorables, la nueva Ley contempla aportes de trabajadores independientes del 2 % de ingresos declarados, y que cada dos años pueda elevarse hasta el 5 %. El Perú es informal con una espeluznante cifra del 80 % del mercado peruano. Salvo que la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) tenga un mecanismo certero de recaudación que contemple el seguimiento, por ejemplo, de aquellos trabajadores que brindan servicios profesionales como consultorías, médicos, financieros, etc., o servicios de transporte en taxis, buses, motos, etc., es poco realista que funcione esta medida. ¿Acaso los mototaxistas nos dan un recibo por el servicio y más aún si existe la voluntad de pagar un 10 % adicional al servicio que no brinda? No lo creo. Démosle un aspa a la nueva Ley.

Actualmente existen 2.1 millones de Mipyme formales en el Perú quienes representan el 99.5 % del tejido empresarial, repartidas entre el 95.6 % en microempresas, 3.8 % pequeñas empresas y 0.1 % en medianas. Las características de las microempresas es que como máximo tienen 10 trabajadores, pero en su mayoría la conforman grupos familiares donde el jefe de familia es en muchas ocasiones el único trabajador; pero además no cuentan un domicilio fiscal fijo y más aún no colocan sus ingresos en el sistema bancario. Es una difícil tarea recaudar en este sector lo que reafirma y pone en manifiesto la ardua tarea para SUNAT en encontrar los mecanismos adecuados para un incremento sustancial de la base tributaria.

En ese sentido estimado lector, la nueva Ley, si es que el sentido de esta es de generar una mayor confianza en los peruanos, tiene posiblemente mejores alternativas de afiliación que la anterior Ley. ¿Esperamos medir nuestra vida por metros o kilómetros? Gran decisión.

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(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.

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