“La hora final”, del periodista Carlos Paredes, reconstruye la historia del Grupo Especial de Inteligencia - GEIN, que ante las acciones terroristas de Sendero Luminoso – SL, opuso civilidad y estrategia policial que permitieron la captura del líder de la organización criminal, Abimael Guzmán Reynoso.
Asesinatos de forma selectiva e indiscriminada a través de atentados en los que generalmente se empleaban cochesbomba y diversas operaciones policiales se describen en el libro del periodista, quien ejerce la profesión desde 1990.
A lo largo de su carrera ha publicado trabajos de investigación periodística en televisión y prensa escrita. Fue reportero en programas como Panorama y Contra Punto. Además, jefe del Servicio de Noticias de Latina y director del noticiario 90 Central.
“La ambición de este libro es que se conozca la historia fratricida que vivió el Perú cuando Sendero Luminoso le declaró la guerra a todos los peruanos para que no se repita más”, dice.
SIGNIFICADO
El autor menciona que Sendero Luminoso marcó la vida de todos los peruanos, sobre todo la de quienes vivieron en carne propia los asesinatos y el clima de inseguridad y de violencia en los años 80.
“En esa época el grupo terrorista inicia acciones armadas, pero para eso se preparó por lo menos 20 años antes en base a un trabajo ideológico que se gestó en la Universidad San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho”, explica.
“Para quienes éramos niños en ese momento, Sendero Luminoso siempre representó lo que no entendíamos: la guerra interna entre peruanos, por qué unos mataban a otros, por qué asesinaban a un policía en la esquina de una ciudad o por qué ponían bombas en las municipalidades y centros comerciales”, menciona.
Carlos Paredes sostiene que Sendero Luminoso no fue una guerrilla tradicional inspirada, como muchas otras, en Latinoamérica por la Revolución Cubana en el año 59.
Aclara que Sendero Luminoso fue un grupo maoísta y fundamentalista muy violento que pretendía tomar el poder a través de la violencia extrema; regenerar a la sociedad y reinventarla a través de la Nueva República Popular del Perú.
HISTORIA
“La hora final” cuenta cómo un grupo de policías que combatió contra Sendero Luminoso entendió de a pocos su actuar, situación que les cuesta muchas vidas. Sin embargo, aprendió de sus errores, porque al principio cuando se creó la comisión antiterrorista que después se convierte en la DIRCOTE, se usaban las técnicas de investigación tradicional para enfrentar un fenómeno de distinto actuar.
“La DIRCOTE detenía a sospechosos de terrorismo y trataba de sacarles información torturándolos, pero ese método no funcionaba porque Sendero Luminoso era un grupo clandestino, con una ideología muy arraigada, a tal punto que Abimael Guzmán se convirtió en un personaje omnipresente y en torno a él gira toda una teoría. Algunos decían que estaba escondido en los andes o en algún punto inimaginable del Perú, otros decían que estaba en el extranjero, pero nadie sabía nada”, afirma.
El periodista recuerda que el año 1988 fue el más violento. En esa ápoca, el Perú salía de un primer gobierno de Alan García y estuvo al borde del colapso, pues primaban los asesinatos y otros problemas más.
“La DIRCOTE tenía claro que si detenía al líder senderista, la estructura iba a caer. Abimael Guzmán se consideraba un dios y todo lo que decía se acataba sin ponerlo en tela de juicio. Llegó a convencer de tal modo a sus seguidores al punto que gente preparada seguía sus pasos”, expone.
CONFUSIONES
“La dogmática senderista habla de lo que se conoció como la guerra de baja intensidad, llamaba así porque no era un grupo de gente vestida de verde olivo que conseguía armas en el mercado negro, sino que asesinaban policías para abastecerse. Por tal motivo, los peruanos no tenían muy en claro qué pretendía Sendero Luminoso inicialmente”, refiere.
El escritor menciona que durante el proceso de investigación encontró dos opiniones radicalmente opuestas. Por un lado, existía un postulado que consideraba a la actividad de Sendero como una maniobra de la Unión Soviética en combinación con Cuba a fin de boicotear la democracia que el Perú había conseguido.
“La otra postura era que SL realizaba la típica maniobra para desacreditar a la izquierda peruana que estaba avanzando democráticamente porque ya se había elegido a un primer alcalde izquierdista en Lima mediante un proceso electoral”, informa.
Carlos Paredes sostiene que ambas opiniones estaban erradas, pues el actuar del grupo terrorista solo se entendió pasada una década.
La historia peruana no está constituida por un bloque homogéneo de personas, sino que está integrada por diferentes voces, creencias y estilos de vida. Por ello, Luis Rocca Torres publicó ‘El libro prohibido: afrodescendientes, sexo y religión’, que consta de la voz primaria de los afrodescendientes sobre el sexo y cantares anticlericales desde mediados del siglo XIX al siglo XX en el Perú.
El libro prohibido condensa información documentada sobre los temas que generalmente son tabú en el Perú y en América Latina, que es cómo los afrodescendientes abordaban el tema del sexo y los cantares anticlericales contra el sistema religioso cristiano.
DOCUMENTACIÓN
El autor señala que el objetivo de la obra es reunir parte de la memoria oculta de los negros en el Perú y para ello, el proceso de documentación tardó casi tres décadas. Agrega que se recopiló información de los negros de Zaña, Piura, Tumbes, parte de La Libertad y Lima, que fue el lugar más difícil.
“En Lima la censura fue mayor, aunque también hubo autocensura, de modo que dichas expresiones se realizaban en cantinas, callejones, barrios limeños, corrales, chicherías y campiñas”, dice.
Luis Rocca señala que en Lima existe un investigador, Guillermo Durand, que en 1970 hizo unas grabaciones a la familia Ascuez de Malambo, compuesta por dos hermanos, quienes fueron patriarcas de los afrodescendientes en el Rímac.
Entonces, el investigador consiguió así un tipo de marinera denominada lisa y cantares transmitidos por Augusto Ascuez, de modo que logra recopilar todo en 1979, a los que accedió Luis Rocca en abril de este año.
CENSURA
En ‘El libro prohibido’ se rescata la voz primaria y directa de los propios afrodescendientes hombres y mujeres. Además, aborda el lenguaje directo, las palabras obscenas y lisuras propias de dicha población.
Luis Rocca explica que muchos testimonios a lo largo de la historia no han sido publicados en libros, cancioneros, discos u otra prueba documental porque incluían temas eróticos, lenguaje inapropiado y expresiones contra la práctica cristiana, ya que los negros tenían sus propios dioses y la Iglesia no estaba de acuerdo.
“Las fuentes documentales principales de temas como el sexo y el anticlericalismo se encuentran en cantares, básicamente en la composición del tondero, las cumananas, las décimas, algunas marineras y glosas”, señala.
El investigador informa que, con respecto a la religiosidad, se dio una confrontación entre el clero occidental, sus creencias y manifestaciones espirituales en oposición a las de los africanos y sus descendientes. Por ello, existieron diversas formas de resistencia de los subyugados, que se encuentran en “El libro prohibido”.
ESTADO DE LA POBLACIÓN AFRODESCENDIENTE
Luis Rocca Torres precisa que en el último período la población negra se asienta en la costa peruana, aproximadamente en 30 lugares y tiene varias características.
Explica que una de las ciudades principales de la población afrodescendientes es Zaña, fundada en 1563, la más antigua de la región Lambayeque.
“Siendo una ciudad de fundación española necesitó mano de obra esclava. Los españoles ahí llegaron a tener 31 haciendas, con cientos de esclavos en el siglo XVIII”, informa.
Luis Rocca refiere que es importante conocer la viva voz de esta población, sus formas de respuestas frente a la esclavitud y al maltrato de sus amos o la jerarquía religiosa.
“Gracias a ellos aún conservamos muchas de nuestras tradiciones culturales en gastronomía, danza, música y canto. Respecto a Zaña, el Museo Afroperuano realiza un trabajo de rescate y reinserción del baile tierra, danza más antigua que el tondero y la marinera, carácterizado por ser erótico, sensual, corto en duración, pero muy intenso”, señala.
Zaña es el único lugar en el Perú y en la costa del Pacífico del continente reconocido como sitio de memoria de la esclavitud. La población recuerda que hubo tres siglos de esclavitud, de compra y venta de personas.
PREJUICIOS CULTURALES
El autor explica que hasta la fecha existen ciertos estereotipos, insertados por los colonialistas sobre la sexualidad de los negros que sobredimensiona la sensualidad y el erotismo de la mujer, así como la superioridad sexual de los varones negros.
“Dichos estereotipos se originan porque los pobladores de esa época veían a los negros como personas eróticas y sensuales por una percepción equivocada de sus artes, que eran mucho más naturales y espontáneas”, anota.
Sostiene que otros de los aspectos cuestionados es el lenguaje que empleaban los afrodescendientes en base a lisuras, que para ellos era normal y una forma de comunicarse.
“Sucede que los colonialistas tenían determinadas reglas en cuanto a costumbres, comportamiento y relación entre hombres y mujeres. Pero la visión de los afrodescendientes era otra, propia del África”, finaliza.