Los temas ambientales han cobrado notoriedad en los últimos años, sobre todo por los efectos que el Cambio Climático ha provocado en el planeta. A nivel mundial aumenta la percepción sobre los peligros y riesgos que amenazan la vida en la Tierra, aunque algunos sectores de la sociedad se resistan a escuchar las alertas de la comunidad científica, de políticos responsables y de movimientos a favor de la protección del medioambiente.
En medio de este contexto adverso, el periodismo ambiental se erige como herramienta fundamental para informar con rigor, visibilizar las realidades que afectan a millones y movilizar a la sociedad hacia soluciones. Sin embargo, desempeñar esta labor desde una perspectiva femenina en la región, implica sobreponerse a un grupo de barreras añadidas, arraigadas en culturas patriarcales, desigualdades de género y riesgos propios de la realidad sociopolítica de nuestra América.
Los países del Sur Global y entre ellos los latinoamericanos, son de los más expuestos y vulnerables al cambio climático, los que afecta directamente a poblaciones socioeconómicas más desfavorecida, entre los que sobresalen las mujeres, niñas y comunidades indígenas. Fenómenos como sequias prolongadas, inundaciones repentinas, huracanes severos impactan de forma desproporcionada a estos grupos, quienes, además, suelen poseer menos acceso a los recursos. Las mujeres rurales, en particular, enfrentar una presión inmensa debido a que, además de enfrentar dificultades económicas crecientes e incertidumbre laboral derivada de las intensificaciones de eventos extremos, cargan con la mayor parte del trabajo no remunerado y el cuidado familiar. Esto se funciona con el ciclo de pobreza ambiental que perpetúa la vulnerabilidad social.
Asumir el reto
Todo este escenario exige que el periodismo ambiental asuma el reto de dar voz con profundidad y sensibilidad. Mas allá de las carencias de recursos técnicos y la obsolescencia tecnológica, así como la escasa formación de periodistas especializados en esta área, muchos profesionales de la comunicación enfrentan la ausencia de espacios sistemáticos y seguros para ejercer su labor. En América Latina hay un contexto marcado por la precariedad laboral, los bajos salarios, el hostigamiento, exceso de regulación y la falta de protección frente a amenazas que provienen de grupos económicos y políticos interesados en mantener prácticas extractivistas y destructivas. En este entorno hostil, acceder a información fidedigna, fuentes confiables y trabajar en territorios de riesgo se convierte en una labor de alto riesgo que exige una valentía y resiliencia excepcionales. Al mismo tiempo, estas periodistas deben romper con las narrativas tradicionales, muchas veces superficiales o sensacionalistas, que invisibilizan las causas estructurales del Cambio Climático para ofrecer un análisis profundo e integral.
La perspectiva de género es fundamental para entender y enfrentar estos desafíos. Las mujeres, por su vínculo directo con el entorno natural, su conocimiento tradicional y su rol en la defensa de los territorios, el agua y la biodiversidad, aportan enfoques imprescindibles para la construcción de narrativas ambientales completas y veraces. A pesar de esto, su trabajo y liderazgos son frecuentemente subestimados o ignorados. Solo un pequeño porcentaje de las noticias y reportajes ambientales en la región son realizados por mujeres, y cuando son ellas las autoras, suelen introducir elementos sociales, humanos y de derechos que se encuentran ausentes en muchas coberturas dominantes.
Brechas en el periodismo
Desarrollar la profesión periodística siendo mujer tiene otras implicaciones que el patriarcado ha querido negar o hasta ridiculizar. Jornadas laborales desproporcionadas, mayor riesgo al acoso, violencia y criminalización son algunas de las muestras de este contexto de discriminación. Aun así, las mujeres hemos logrado tejer redes de colaboración y apoyo mutuo, impulsar acciones alternativas y fortalecer reportajes con un enfoque claro en soluciones y justicia de género.
El trabajo desarrollado con enfoque de género en el ejercicio de comunicación ambiental resulta necesario para la construcción de relatos más inclusivos, éticos y transformadores. Su aporte no se reduce a posicionar historias de mujeres en la gestión ambiental y en la respuesta frente a las emergencias climáticas, sino que también deja al descubierto desigualdades estructurales y vulnerabilidades que limitan la participación plena y efectiva de las minorías en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones.
Ser mujer periodista ambiental en América Latina implica enfrentar un conjunto complejo de desafíos e injusticias que demandan coraje, compromiso y solidaridad. Pero también representa una oportunidad transformadora para cambiar la agenda pública y las narrativas dominantes desde la inclusión, el rigor y la empatía. Reconocer el valor de la diversidad en el periodismo y promover el empoderamiento de las voces femeninas es esencial para construir sociedades más justas, resilientes e informadas en la encrucijada climática que atraviesa la región. La lucha contra el Cambio Climático y la inequidad de género están profundamente entrelazadas, y América Latina cuenta con sus periodistas mujeres como un baluarte fundamental para asegurar que nadie quede atrás en este desafío global.
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(*) Docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana, Cuba.
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