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TRICHODERMA: El controlador biológico que impulsa la agricultura

Escribe: Judith Guevara Quiroz (*)
Edición N° 1418

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Durante décadas, la agricultura convencional depende del uso intensivo de productos químicos para el control de plagas y maximizar el rendimiento. Sin embargo, esto ha generado consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud pública, incluyendo la contaminación del agua, exposición a sustancias toxicas, degradación del suelo y pérdida de la biodiversidad. Ante esta situación la comunidad científica ha propuesto nuevas alternativas para el manejo integral empleando productos biológicos, uno de ellos es Trichoderma spp. un hongo antagonista capaz de controlar enfermedades, promover el crecimiento vegetal y mejorar la calidad del suelo.

Entre las especies más utilizadas destacan Trichoderma koningii; T. harzianum; T. asperellum y T. viride. Estas cepas controlan enfermedades como fusariosis, pudrición de raíz, antracnosis, muerte regresiva y otras patologías causadas por Fusarium, Pythium, Rhizoctonia, Sclerotinia y Lasiodiplodia. El mecanismo de acción es múltiple e incluye la competencia por espacio y nutrientes, parasitismo directo, producción de enzimas y compuestos antifúngicos e inducción de defensas en las plantas. Además de estas funciones promueven el crecimiento vegetal mejorando la absorción de nutrientes y estimulando la producción de hormonas vegetales.

Producción en laboratorio

El proceso inicia con el aislamiento y cultivo del hongo en agar papa dextrosa (PDA) en condiciones estériles para la obtención de cepas purificadas, posterior a un periodo de incubación las más viables son seleccionadas para ser transferidas a matraces con arroz. Cuando estos han sido colonizados completamente se utilizan como base para la producción a mayor escala. Para ello, se prepara una suspensión del sustrato colonizado con agua estéril y antibióticos, de esta solución, se inoculan 10 ml en las unidades de producción representadas por bolsas con arroz estéril, las mismas que después de 7 días bajo condiciones controladas, son seleccionadas, pesadas y enviadas al campo para su aplicación.

Aplicación en campo

Una vez producido en laboratorio puede aplicarse de diferentes formas, dependiendo del objetivo, tipo de cultivo y sistema de producción agrícola. La aplicación al suelo coloniza la rizosfera, protege las raíces y favorecer el desarrollo. También se mezcla con estiércol, compost o un portador para aplicar al momento de la siembra. Otra forma es a través del riego o sumergiendo el cepellón de las plántulas en la formulación antes de colocarlas en el campo y en el tratamiento de semillas cubriéndolas con la suspensión o polvo, este permite establecer una relación entre el hongo y la raíz desde la germinación. Aunque Trichoderma spp. actúa especialmente en el suelo, en algunos casos el cultivo puede requerir la aplicación foliar para reducir la incidencia de enfermedades aéreas.

Trichoderma spp. puede integrarse al control biológico de los cultivos gracias a su compatibilidad con insumos orgánicos como biofertilizantes, bacterias promotoras de crecimiento vegetal y micorrizas arbusculares lo que permite su incorporación en el manejo del suelo y la sanidad vegetal. Sin embargo, no debe aplicarse con fungicidas químicos, estos pueden inhibir su actividad o eliminar al hongo disminuyendo su eficacia en el biocontrol. Para mantener la acción efectiva y continua en campo se recomienda repetir la aplicación en periodos de 15 a 30 días, dependiendodel tipo de cultivo, patógenos presentes y las condiciones ambientales.

Mecanismos de acción en la agricultura

El éxito de Trichoderma spp como controlador biológico radica en la combinación de sus mecanismos de acción como el micoparasitismo, que consiste en el reconocimiento químico del patógeno, enrollamiento de las hifas y liberación de enzimas hidrolíticas que destruyen la pared celular del hongo objetivo. Mediante la competencia coloniza la rizosfera, ocupando el espacio y recursos antes que los patógenos, limitando su crecimiento y propagación. Algunas cepas sintetizan compuestos bioactivos, como toxinas, antibióticos y metabolitos volátiles. Al interactuar con las raíces activan los mecanismos de defensa natural, fortaleciendo la respuesta de la planta. Además, favorece el desarrollo vegetal mediante producción de fitohormonas, solubilización   de nutrientes y mejorando la estructura radicular.

Desafíos y perspectivas para su adopción a gran escala

Aunque el Trichoderma spp. ha demostrado tener un impacto ambiental positivo, su adopción masiva en la agricultura enfrenta ciertas limitaciones como falta de conocimiento técnico, disponibilidad y calidad del producto e incompatibilidad con las practicas convencionales donde el uso de fungicidas puede eliminar este hongo benéfico del suelo dificultando su establecimiento y persistencia.  Pese a estos desafíos el escenario actual es prometedor. Las políticas nacionales de fomento a la agricultura sostenible, el creciente interés por disminuir la dependencia de productos químicos y los avances en la biotecnología agrícola abren nuevas oportunidades para el desarrollo y aplicación de controladores biológicos. En este contexto Trichoderma spp. Tiene potencial para convertirse en un pilar de la agricultura siempre y cuando se promueva una estrategia integral de la educación, acceso a productos de buena calidad y regulación que garantice su uso adecuado.

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(*) Bióloga. Laboratorio Agrícola Cerro Prieto.

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