Tres jóvenes marianas han vuelto a poner en lo más alto el nombre de Chiclayo y de su querida I.E Santa María Reina. Lo han hecho no solo con medallas, sino con un mensaje poderoso: cuando se trabaja con amor, disciplina y fe, los sueños florecen. Ellas son: Kamila Saldívar Agip, Paola Pinedo Vargas y Tamara Sánchez Valiente e hicimos de cada una de ellas una descripción.
KAMILA SALDÍVAR AGIP
Con tan solo 16 años, continúa asombrando al Perú entero, primero se consagró como campeona nacional U18, esta vez ha desafiado los límites nuevamente al coronarse campeona nacional en la categoría U23, superando 1.60 m en salto alto. Compitió con atletas mayores, con más experiencia, pero Kamila no se intimidó. Se paró firme, y nos regaló una victoria. Vuela alto, y lo hace con humildad, con fuerza y con fe. La Federación Deportiva Peruana de Atletismo la ha seleccionado al Iberoamericano Nacional U18, que será en Paraguay.
PAOLA PINEDO VARGAS
Por su parte, volvió a encender la pista con su energía inconfundible. Alcanzó la final en los 100 metros planos, estableciendo una nueva marca personal de 12,77 segundos. Formó parte del equipo de relevos 4x 100 femenino de la Liga de Chiclayo colocándola en lo más alto el nombre de Chiclayo y de su querida I.E Santa María Reina. Lo han hecho no solo con medallas, sino con un mensaje poderoso: cuando se trabaja con amor, disciplina y fe, los sueños florecen.
TAMARA SÁNCHEZ VALIENTE
Tamara, exalumna del colegio Santa María Reina y actual estudiante de la carrera de Medicina Humana en la Universidad Señor de Sipán, continúa demostrando que el amor por el atletismo no se abandona: se transforma y evoluciona. Fue campeona nacional U17 el año pasado en los 100 m, y hoy ha clasificado a la final de los 200 m, lista para seguir dejando huella. Tamara es una excelente deportista, estudiante y ejemplo al mismo tiempo.
Madre Aleyda Alejandrina Carrasco Correa, Directora del Colegio Santa María Reina, agradeció al profesor Arnadis Talavera Oropeza, por su confianza en este proyecto deportivo, fue un plan firme desde el primer día. “Estoy segura que con la ayuda de Dios Padre y de nuestra Fiel Protectora, la Virgen María, llegaremos al logro exitoso y a la satisfacción de haber cumplido”, dijo nuestra directora.
“Gracias a su apoyo incondicional, desde el año 2023 este sueño empezó a florecer: primero con la medalla de oro de Kamila en el Sudamericano Escolar en Chile, y luego con más de ocho campeonatos y subcampeonatos nacionales en disciplinas como 100 metros, salto alto, impulso de bala y salto largo. También, su compromiso, entrega, constancia, buena disciplina, denodados esfuerzos y triunfos que ha realizado en bien de este deporte. Todos sabemos que, el atletismo mejora la concentración y fortalece la capacidad para afrontar la vida con optimismo. Asimismo, agradezco a los padres de familia, verdaderos héroes silenciosos que han creído, apoyado y acompañado cada paso, entrenamiento y competencia con amor incansable”, acotó Madre directora.
La representación ciudadana en el Perú es casi nula y mayormente ausente de una realidad devastada por el quehacer político. Empero, sí es relevante poner en contexto que la representación más fuerte y expansiva, que crece exponencialmente, es la que defiende los grandes intereses de los grupos de poder formalizados, que hoy en día copan los estamentos públicos y la institucionalidad nacional, sin tener por lo menos los méritos necesarios para cumplir dicha función.
El devenir constante del oportunismo político ha hecho retroceder al ciudadano que antes luchaba por un ideal y buscaba la justicia social. Hoy en día las esperanzas apagadas y la indiferencia ciudadana han dado lugar para que las organizaciones criminales tengan una representación dirimente en la política nacional, porque hoy el mejor negocio existente en el país es conformar un grupo de peruanos débilmente organizados para imponer sus actos indecentes, arrinconando al ciudadano que los pueda fiscalizar.
Los derechos vulnerables
Hoy en el Perú, el imperio de la ley no existe; por lo tanto, los derechos inalienables son vulnerados de cabo a rabo, tanto es así que, la indecencia se ha convertido en decencia, el delincuente en la victima de la circunstancias y el ciudadano el justo pecador por levantar su voz de protesta, cuando ve y siente que sus derechos son conculcados, su dinero es arrebatado tal como lo hace un delincuente común y, cuando haciendo uso de su derecho a la protesta, es amordazado y reprimido con total brutalidad.
La resignación ciudadana
Sin duda, hoy en día la ciudadanía, que antes alzaba su voz de descontento, está debilitada y superada por la resignación y la apatía para seguir luchando como lo solía hacer - qué duda cabe -, sin embargo, las plataformas digitales son espacios para la indignación y el ánimo protestante que tiempos atrás se hacían sentir en calles y plazas. Pero eso no basta para vencer al enemigo que mayormente crece y se sostiene disfrazándose de cordero, cuando bien sabemos que no lo es.
El silencio cómplice
La acepción desnaturalizada del que “calla otorga”, no rige para la ciudadanía que es víctima de las crisis que ancestralmente se vienen engrandeciendo en el Perú; por cierto, todas generadas por los políticos de turno para seguir creciendo descomunalmente tal como suele suceder, pero ello no implica que el ciudadano de a pie sea cómplice por su silencio o sea el activo gestor de la mala forma de gobernar, cuando lo que crece y prevalece es la indecencia, la búsqueda del interés personal y el maltrato a la dignidad de los peruanos que ya no pueden protestar.
La lucha consecuente
El arraigo ciudadano está marcado por una lucha constante para sobrevivir y el ánimo para protestar de cada quien, siempre y cuando la indignación no sea superada por la resignación, ya que nada es posible lograr sin reclamar, razones y condiciones que van debilitándose paulatinamente y van agrandando la crisis existencial que hoy se vive en el Perú, producto de la farsa y la ladronería descomunal que hoy impera en el Perú que ya no debemos permitir.
El empoderamiento ciudadano
Sin duda que el debilitamiento de la voz ciudadana ha traído como consecuencia que los políticos y cuantos más funcionarios públicos hagan de las suyas, utilizando para tal fin la farsa y el síndrome desmedido de desfalcar las arcas estatales como un botín que se reparten en efectivo y en especies a su libre disponibilidad.
En síntesis, estas acciones delincuenciales recargadas de supremacía tienen que parar, cuando la ciudadanía se haga fuerte y les enrostre sus fechorías, colocándolos en el paredón de la justicia social por el daño causado y los desmadres cometidos que ya deben de terminar y no pueden proseguir, ya que la patria digna y soberana se defiende con valor y real atrevimiento para desterrar lo que nos daña y nos mantiene en la precariedad absoluta que hoy nos toca vivir.
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(*) Consultor en contrataciones del Estado.